En un lugar, dos personajes se encuentran. Uno ha tenido la necesidad de buscar al otro, el otro está en espera de que alguien pase por él. Uno odia el silencio, al otro no le gusta hablar de sí mismo. Desconocidos que se conocen más de lo que creen, uno padre y el otro hermano. Han perdido el nombre y atesoran sus recuerdos y, aunque uno quiere recibir un abrazo, el otro sabe que está prohibido hacerlo.
Un lugar después de la última tarde de la vida, donde los recuerdos se van perdiendo, cambiando u olvidando, donde no se puede demostrar el afecto, donde las naranjas verdes te deprimen, la felicidad se logra comiendo sal y los malos recuerdos siempre regresan.
Y ahí están ellos, viviendo esta tarde sin frío, intentando recordar lo que ya están olvidando, dando una vuelta en el carrusel que de niños vieron una vez, queriendo comerse una naranja verde y sola, viviendo el momento que están perdiendo e intentando demostrarse el afecto que quedó guardado en el saco de los recuerdos.
Un lugar después de la última tarde de la vida, donde los recuerdos se van perdiendo, cambiando u olvidando, donde no se puede demostrar el afecto, donde las naranjas verdes te deprimen, la felicidad se logra comiendo sal y los malos recuerdos siempre regresan.
Y ahí están ellos, viviendo esta tarde sin frío, intentando recordar lo que ya están olvidando, dando una vuelta en el carrusel que de niños vieron una vez, queriendo comerse una naranja verde y sola, viviendo el momento que están perdiendo e intentando demostrarse el afecto que quedó guardado en el saco de los recuerdos.