En una primera y superficial lectura de la obra, pudiera parecer que las situaciones y los diálogos están desestructurados y fragmentados, quizás hasta simples y repetitivos. Innecesariamente repetitivos. Se creería que la obra no dice gran cosa, pero si uno repara en ello, si se sale un poco de la forma común y habitual de pensar el teatro y las demás cosas, se percata de su propia historia, de su propio fantasma familiar, que todo mundo tiene aunque lo niegue y no quiera pensarlo; por eso puede resultar enfadoso, terrible, terriblemente familiar, terriblemente conocido: lo infantil. Y no hablo de la tan añorada supuesta “época de oro”, sino de lo que nadie quiere saber y sin embargo es imperecedero, eso que nunca cesa de no escribirse y aparece una y otra vez…“pero regresan, siempre regresan”.
Para aquellos que se interesan en el ser humano y su mundo interno, subjetivo, más allá de meras manifestaciones conductuales, “Anónima” es una obra que no puede pasar desapercibida, ya que llega a tocar lo más profundo del individuo y no por lo que pueda decir o por el mentado mensaje que se exige para recomendarla a las personas y en particular a los estudiantes, sino por lo que puede hacer pensar de ese universo conocido y a la vez desconocido que es uno mismo.
Esta obra, atemporal, llena de simbolismos multívocos y ubicuos, que juega con la ambigüedad, con el sentido antitético de las palabras, en un primer plano se juzgaría sin sentido, sin embargo, por eso mismo, el espectador puede sentirse plena y constantemente identificado en lo más hondo de su alma, pues no sólo lo invita, es más, lo provoca a crear sus propios escenarios, sus propias historias, sus propios recuerdos… y sus propios olvidos.
“Anónima”: emotiva, interrogante…tan terriblemente familiar, es una obra que nos exhorta a pensar y a sentir nuestra propia vida. Nos permite preguntarnos y reflexionar de nueva cuenta sobre cuestiones primordiales; cuestiones que aunque han sido trilladas no dejan de ser fundamentales e imprescindibles de contestar para el ser humano: ¿cuál es finalmente el sentido de la vida? ¿Qué hago aquí, qué hago yo con mi vida? ¿Qué significa el otro para mí, qué lugar tiene en mi vida, qué lugar ocupo yo en la suya?... Sempiternas interrogantes que exigen ser pensadas y repensadas sobre todo para los que dicen que se interesan en estudiar el “alma humana”. He aquí una excelente inspiración.
Fabiola Moreno Izaguirre.